Si no se toman medidas, el sector del vino verá la ruina y con él el mundo rural

Se puede parar la actividad económica, no el campo. Es momento de anticipar medidas para proteger a los viticultores que de 4 a 5 meses traerán una nueva cosecha.

Llevamos más de un mes leyendo noticias dramáticas sobre la situación y el futuro inmediato, lo primero y más importante son las vidas. No seré yo quien determine lo que el gobierno actual ha hecho bien o mal, cuando esto termine será momento para estudiarlo a fondo sobre todo para evitar que volvamos a caer en los mismos errores si es que los ha habido y si no, que vuelvan a hacerlo todo tal y como lo han hecho hasta ahora. Cada cual que juzgue.

Durante este periodo, todos los esfuerzos y recursos han ido destinados a salvar vidas, es importante que también se trabaje para minimizar los daños, ver que se puede hacer y que se haga lo correcto. También es imprescindible conocer qué medidas se están planteando en un futuro a corto y medio plazo para que suframos el menor daño posible en la economía, que minimice en la medida de lo posible el daño en todos los sectores, tanto productivos como de servicios.

 

LAS BODEGAS, EN ASFIXIA FINANCIERA

Tras superar el mes de paralización, son incesantes las llamadas de ayuda desde el sector bodeguero. No se puede parar, hay que trasegar depósitos, vaciar barricas, embotellar… todo esto sin saber cuando podrán salir y mucho menos cobrar las cajas de vino que hoy están en el almacén. Mientras tanto, continúan pasando los días y nos encontramos, en el mejor de los casos, con petición de aplazamiento de pago por parte de los distribuidores, que a su vez no saben si cobrarán de los bares y restaurantes. Al mismo tiempo los proveedores de insumos y servicios también han de hacerse el cargo y retrasar cobros, así como entidades financieras y el estado con la moratoria en las obligaciones tributarias.

A nivel de enoturismo, sin actividad. La primavera junto con vendimia son las mejores épocas para las bodegas que en muchos casos, tienen una importante fuente de ingresos con esta línea de negocio. En el mejor de los casos, quedará la época de vendimia para hacer caja, si se equivocan los que dicen que nos espera otro brote en otoño.

En bodega, está la mano de obra imprescindible para el mantenimiento de los vinos, la que no ha parado, está a ralentí.

Es momento de que a nivel político se tomen iniciativas que anticipen posibles escenarios negativos

 

EL VIÑEDO NO SE PONE EN PAUSA

Lo que no para es la viña que ha comenzado con la brotación. Los trabajos en el campo no se detienen. Ya he visto algún artículo que empieza a alarmar sobre la situación del campo y coincido con estos periodistas en lo que se puede venir encima al viticultor.

Hace unos días publicaba un artículo sobre cómo en Tomelloso, el sector del vino salió reforzado ante la crisis de final del siglo XIX y primer lustro del XX. Aquí dejo el enlace. Es momento de ponerse manos a la obra y hacer propuestas, es momento de que a nivel político se tomen iniciativas que anticipen posibles escenarios negativos que ojalá, por el bien de todos, no lleguemos a ver.

Tengamos en cuenta que hablando del mismo sector (el vino), tiene distintas variables dependiendo de la zona de producción, por lo que habrá que armonizar decisiones para el común de las regiones españolas y por qué no decirlo, para el resto de países de la UE pues como todos sabemos, es una pandemia global.

Si contemplas un escenario positivo, no es necesario seguir leyendo. Si como yo, no lo imaginas, estarás de acuerdo conmigo en algunos de los puntos que relato.

La actividad continuará estancada como poco hasta el mes de junio en el mejor de los casos, con un parón absoluto en la actividad comercial y por lo tanto, sin movimiento en las bodegas. A fecha de hoy no tengo datos de las existencias de vino, pero doy por hecho que en volumen son importantes atendiendo al momento en que se inició el confinamiento.

Es cierto que online se han incrementado ventas, pero ni de lejos asumen las pérdidas ocasionadas por el cerrojazo en la hostelería.

Recuperando cierta normalidad, a mediados de Junio, contando con que en el resto de países lleven el mismo ritmo que España, se habrán perdido tres meses de consumo, 5 con respecto a China. Esto sumado a que el verano son meses casi inhábiles para el vino y que la brotación en la viña va adelantada con respecto al ciclo habitual, nos veremos a final de agosto con un comienzo generalizado en la mitad sur de España y a mediados de septiembre en la mitad norte.

 

 

SECTOR COOPERATIVO Vs INDUSTRIA PRIVADA

El industrial lo tiene claro, comprará la uva que pueda transformar y comercializar en función de sus existencias. Esto es, si no ha vendido vino, comprará menos uva, si las circunstancias le obligan (ojalá y sean favorables) saldrá al mercado a comprar granel a precio de mercado.

El sector cooperativo es el que presumiblemente tendrá más problemas, ya que está obligado a recibir producción de sus socios, sea la que sea. Si no tienen depósitos suficientes para asumir toda la uva, vendrán problemas de recepción como los del año 2014 y 2018. ¿Qué medidas han previsto?.

Esta situación se conocerá sobradamente cuando llegue el mes de julio del presente, por lo que apuesto por una batería de medidas que eviten la ruina del campo, de los viticultores, que trabajan durante todo el año con la esperanza de que su fruto tenga un precio justo.

Propongo una batería de medidas que, siendo extraordinarias, en su mayoría fueron habituales hasta hace 15 años.

 

DESTILACIÓN DE CRISIS. Medida usada en momentos puntuales, tiene como objetivo “liberar” existencias de las bodegas a un precio bajo, pero que ayuda a mantener el precio de mercado en la cosecha siguiente. Al mismo tiempo, se libera espacio en las bodegas para acoger la campaña venidera. Para ello es imprescindible el acuerdo con el sector destilador.

 

AYUDAS A LA CONCENTRACIÓN DE MOSTO. Otra medida que aliviará la entrada de uva a bodega, también a regular la cantidad de vinos que llegan al mercado.

 

RACIONALIZAR LA PRODUCCIÓN. Venimos de una buena cosecha en la mayoría de las zonas productoras. Si el hielo o granizo no lo impide, esta será también una buena cosecha en cuanto a producción, por lo que es momento de marcar una limitación de producción más exigente a todos los niveles, tanto en vinos acogidos a D.O. como en vinos de mesa, algo excepcional pero que con tiempo, evitaría costes al viticultor. Cada cual que marque la limitación que considere, pero la uva que exceda de la producción marcada por hectárea, debería ser vinificada y calificada para uso industrial, es decir, para su uso como biocombustible o sanitario.

Vista aérea de bodega

FINANCIACIÓN. Las bodegas asumen que sus vinos de calidad han de ser embotellados, sobre todo los que han sometido a crianza. Para ello, han de proveerse de insumos. Es imprescindible crear líneas de financiación para no estrangular económicamente a las bodegas. Los activos están, hay que facilitar el pulmón financiero para vender y cobrar. Con respecto a los industriales que compran uva, hay una ley que les obliga a pagarla máximo a 30 días de su recepción en bodega. Si no se facilita la financiación, no comprarán uva y muchos agricultores se verán sin un sitio donde descargar su cosecha, lo que significaría su ruina. Si la uva se queda en la viña, también perjudicará a los puestos de trabajo que crean en época de vendimia.

 

EXPORTACIONES. A las bodegas les pesan como una losa los aranceles impuestos por U.S.A. además de los habituales en otros países. Si no hay un acuerdo de la Unión Europea para eliminarlos, deberían de forma coyuntural asumir estos aranceles para facilitar la competitividad con otras zonas productoras. Rescatar las restituciones a la exportación para el vino.

 

CONTROL DE PRECIOS. VENDER A LA DESESPERADA PERO A PRECIOS JUSTOS. Ya se empiezan a alzar voces advirtiendo de la “guerra de precios”. Es y será momento de los buscadores de gangas, los que se aprovechan de la necesidad extrema por la supervivencia empresarial para pagar precios irrisorios. Hay que tomar medidas que impidan una especulación de la que todo el sector quedaría perjudicado pues arrastraría en cascada a todos.

Considero que en su conjunto, son medidas que benefician al viticultor, las bodegas y el medio rural en su conjunto.

 

Es momento de actuar y de aportar ideas, es momento de adelantarse a los acontecimientos, y que estos no nos superen como ha hecho el maldito covid-19 con la sanidad. Puede que todos nos arrepintamos de algo que hicimos mal o que directamente no hicimos para protegernos.

Es momento de que los que tienen que tomar medidas, los políticos, se adelanten a futuros escenarios y tomen las medidas oportunas para salvaguardar los intereses del sector del campo y el medio rural.

2020 ©Joaquín Parra Wine Up!

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