Pago de Carraovejas, relato de una visita esperada. Enoturismo de lujo en Ribera del Duero

Hay visitas que desde que te proponen se desean, otra cuestión es cuando se pueden llevar a cabo. Pasaron los meses hasta que el día llegó, a punto de estrenar la primavera con las labores de poda aún por terminar se abría a mi paso una carretera entre viñedos, a eso estoy acostumbrado, pero no siempre tiene uno la suerte de tener a la vista el castillo de Peñafiel y la bodega Pago de Carraovejas, destino de esa jornada.

 

Por razones obvias, cada vez es más complicado que me sorprenda una bodega y que la recuerde sobre el resto, pero esto me ha pasado con Pago de Carraovejas, las expectativas (que eran muy altas) se vieron superadas, algo que agradezco y por supuesto, desde esa visita será una de mis recomendaciones de cabecera.

Las instalaciones y las vistas ayudan mucho, pero el trato humano lo es todo. Entré sólo a la bodega para hacer una visita profesional y salí con tres amigos, he de hacer mención especial a Carmen (enoturismo), Cristina (de comunicación y quien facilitó todo) y David (Dircom) que hicieron que me sintiera importante y sobre todo que disfrutara de la jornada. Por supuesto, antes de continuar agradecimiento a la familia Ruiz Aragoneses impulsores del proyecto con Pedro a la cabeza a quien felicito sobre todo por saber elegir a los mejores profesionales para una marca que ya está entre las grandes de España.

Mi visita fue por la mañana a finales del invierno, pero volveré cuando la viña esté en su esplendor para disfrutar de la que tiene que ser una puesta de sol espectacular con el Castillo de Peñafiel tragándose el sol y tintando un cielo multicolor. No es la primera vez que confieso mi debilidad por los paisajes cargados de viñedo, es lo único irrepetible. Una construcción se puede replicar donde se quiera, tan solo es cuestión de dinero, pero un paisaje, un horizonte es único y las vistas desde Pago de Carraovejas tienen marca propia.

La visita comienza en la terraza desde donde se divisa gran parte de los viñedos, siempre con una leve pendiente. Al fondo, el verde intenso de las siembras incipientes que en verano tintarán de oro. No hablan de viñedo viejo porque ni lo tienen ni lo buscan, hablan más de un viñedo “maduro” que les permite trabajar y amoldar su producción a las necesidades de la bodega y de los vinos (calidad máxima). Si eres un auténtico winelover, sabrás que Ossian pertenece también a Pago de Carraovejas, ahí sí que defienden esos viñedos de Verdejo únicos y centenarios para sus blancos.

Sin duda, el entorno y las vistas te animan a celebrar algo, será la excusa para volver porque cada visita es única y cada momento del año es especial dentro del viñedo. En mi papel curioso es obligatorio preguntar lo que para mí puede ser una obviedad, hay que contrastarlo. Sí, en un futuro habrá hotel para poder despertarte en esas vistas y bajo el influjo de una marca mítica en la Ribera del Duero y en España.

La bodega muestra limpieza extrema y los mejores medios técnicos para precisamente intervenir lo menos posible en la calidad que la uva trae del viñedo. Cámaras frigoríficas para la recepción de uva en vendimia, depósitos de acero inoxidable suspendidos y tinos de madera de gran capacidad para los vinos más exclusivos. Apunto también la buena iluminación, lo agradezco porque las sombras ocultan muchas cosas y aquí, en Carraovejas lo muestran todo para que se vea bien. Las salas de barricas (porque hay dos) y la sala de cata, aromas, texturas, tacto, formas… entiendo que sea un entorno mágico para el que no está acostumbrado a pasear por bodegas.

Una vez lo has visto todo y has comprobado que lo que te cuentan es cierto, llega la hora de la verdad, en la que quien habla es el vino, el fruto de mucho trabajo. No se piensen que la uva sale sola… el podador tiene que saber qué y dónde cortar, el viñedo como un jardín se cuida, no para que produzca mucho si no para que lo que dé, sea muy bueno, aunque para ello siempre hay que sacrificar parte de la uva en lo que se denomina “vendimia en verde”.

Para degustar los vinos me espera otro homenaje, la comida en el restaurante Ambivium que precisamente cumplía un año desde su inauguración.

Si quieres seguir leyendo y comprobar la experiencia de su restaurante y vinos, pincha en el siguiente enlace que te llevará a la segunda parte del artículo: la experiencia gastronómica.

 

Os dejo con un resumen de la visita en imágenes.

 

Joaquín Parra Wine Up!

@ecatas (twitter)

@joaquinwineup (Instagram)

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