El pasado viernes, 7 de octubre, terminó la vendimia en la DO Binissalem, con las variedades Cabernet Sauvignon y Gorgollassa.
Una campaña marcada por la sequía, pero donde se ha observado un comportamiento extraordinario, especialmente de las variedades autóctonas tintas, Manto negro y Callet, con una maduración homogénea y completa, y un estado sanitario muy bueno.
En general, la producción ha sido ligeramente superior (3%) a la del 2015, alcanzando los 2.047.476 de kg. La entrada en producción de viñas jóvenes ha compensado una reducción de la producción de algunas viñas debido a un menor tamaño de las bayas, provocada por la falta de agua.
El 75% de la cosecha corresponde a variedades tintas y el 25% a variedades blancas, siendo las autóctonas las variedades mayoritarias, que marcan la singularidad de nuestros vinos, con un 51%.
Se ha observado un incremento en la producción de las variedades autótonas: Manto negro (9%), Callet (49%), Giró Ros (175%), Gorgollassa (102 %), mientras que la producción de la variedad blanca Moll ha bajado casi un 2%.
Ahora sólo cabe esperar que los enólogos terminen de elaborar los vinos y los preparen para su comercialización, en el caso de blancos, rosados y tintos jóvenes, que expresarán toda la intensidad de los aromas primarios del fruto. Más tiempo, habrá que dar a los vinos con un proceso de envejecimiento en madera, para acabaran de modular su expresión sensorial en su paso por barrica y botella.