Paisaje manchego en Socuéllamos (C. Real)

SOCUÉLLAMOS PATRIA DEL VINO, LA EXPERIENCIA EN PRIMERA PERSONA DE VISITAR MANCHAVINO.

Por Álvaro de Miguel (@el_catacaldos)

Bajo este nombre el municipio de Socuéllamos se presentó a un grupo de comunicadores del vino en un fin de semana repleto de visitas a bodegas, viñedos, restaurantes y museos de la población. En definitiva, una inmersión total en la cultura vitivinícola de este pueblo, que se remonta desde los íberos y romanos, hasta nuestros días.

Todo esto fue posible a la iniciativa que tuvo la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Socuéllamos, con su concejala Alba López a la cabeza, y la ayuda inestimable de Joaquín Parra, gran comunicador y conocedor del vino y la zona, al ser oriundo de ella.

El viaje comenzó con una visita a la Bodega Explotaciones Hermanos Delgado. Una visita que no nos dejó indiferentes a nadie, ya que cuando creíamos que íbamos a ver tan solo una bodega, nos sorprendimos al descubrir que esta empresa tiene un total aprovechamiento de todo lo relacionado con la vid. Aquí si podemos hablar de una empresa que tiene una sostenibilidad de 360º, ya que no solo obtienen mostos para hacer vino, sino que también con esos mostos endulzan sus sangrías o zumos, para no tener que echarles azúcares. Los hollejos los usan como compost para las distintas explotaciones agrarias que tienen, o para elaborar harinas destinadas al mercado ganadero, los sarmientos como biomasa para mantener los hornos de la empresa funcionando, las hojas de la vid para hacer cremas corporales… aquí no se tira nada, y se aprovecha todo.

Podríamos haber pasado horas y horas viendo esta empresa, pero teníamos ya algo de “gusa” y estábamos deseando probar los platos típicos de la zona, así que fuimos a ello. “El Sastre” fue el sitio indicado para probar platos tan tradicionales como el famoso tomate moruno con un hilo de aceite de la zona, asadillo con ventresca, pisto manchego con huevos fritos, bacalao rebozado, y como no, las deliciosas anchoas que Kiele, una empresa de la localidad prepara concienzudamente en sus instalaciones y exporta a todo el mundo. Los vinos de la zona fueron de buena ayuda para desengrasarnos el cuerpo, y ayudarnos a continuar nuestro camino.

La siguiente visita fue a Bodegas Delgado Collado, una bodega de pequeñas producciones, pero con una calidad altísima. Lo primero que vimos fueron sus viñas de airén. Aquí pudimos respirar campo, probar uvas que estaban ya a punto de vendimiarse, y como no, descubrir la antigüedad de las cepas centenarias de la zona. Cepas todas en vaso con terrenos arcilloso calcáreos, que ayudan a retener agua y soportar las altas temperaturas del verano, y el secano. De ahí fuimos a ver la pequeña bodega que tiene en casa, prácticamente se puede decir que es “de garage” al estar situada bajo su casa. Pudimos probar el airén que hace (del que más de una botella caería en estos días) y el mosto de sus tintos, que ya indicaban la maravilla de vinos que de estos saldrían.

De aquí salimos hacia Finca El Refugio, un concepto de “Chateau” francés en la zona, al estar la bodega rodeada por sus viñedos. Benjamín Galisteo nos explicó la filosofía que tiene ellos de hacer vinos únicos, con crianzas largas y que salen al mercado en su momento óptimo. Prácticamente podríamos hablar de vinos de Pago, aunque él es todavía mas sensato en ello. Descubrimos que la mayoría de sus vinos se venden fuera de España, ya que van hacia un mercado que les reclama alta calidad. Fue sorprendente catar sus vinos desde depósito, con colores y sabores que nos hacían querer mas, al igual que destacamos su Petit Verdot, de los mejores que hemos probado en España.

La visita se nos hizo corta, pero teníamos un gran evento a la vista, la visita a la Torre del Vino, y a la celebración de “El Patio del Vino”, donde teníamos más de 60 vinos para catar de las distintas bodegas y destilerías de la localidad. El museo Torre del Vino, es un espacio dedicado a la enseñanza del vino y su historia, apoyado por la historia y tradición de la localidad de Socuéllamos. Un museo interactivo donde pequeños y mayores pueden conocer de primera mano la forma de elaborar el vino, desde el campo a la botella. La sorpresa de este museo es el gran mirador que tiene en su Torre del Vino, un espacio donde se puede admirar la localidad de Socuellámos, sus bodegas y toda la gran llanura manchega repleta de viñedos. Unas vistas que a media tarde, a la puesta de sol, son inolvidables.

Al bajar de la Torre del Vino, nos esperaba “El Patio del Vino”, un evento donde las bodegas de la localidad dan a catar y degustar los vinos que tienen, acompañados de platos típicos, todo ello amenizado por música en directo que hacía más entrañable la ocasión. Un evento más que satisfactorio, ya que pudimos catar muchos vinos de la zona, que no hubiéramos podido catar ni conocer de otra forma. Buena forma de acabar el día.

Al día siguiente comenzamos de buena mañana con un almuerzo en el campo, en el viñedo de Bodegas Los Ángeles. Como proyecto familiar que es, allí nos esperaban las 3 generaciones de la familia, para enseñarnos su viñedo, su forma de hacer vino, y como no, el familiar trato que se le dA a los “forasteros” en la zona. Un proyecto de vinos ecológicos con una mínima intervención, donde los mejores racimos van a las botellas de vino que luego sacaran al mercado. Airen, cencibel, verdejo y viognier, se dan la mano en una bodega que busca la calidad en sus productos, antes que la cantidad. Nos sorprendió el airén en rama que tienen, que acompañaba de maravilla con el pisto de la madre de Ángel, usando la receta tradicional, y además añadiéndole distintas verduras, una exquisitez. Que gran comienzo de mañana, que grandes vinos, y que gran familia.

Todavía con el bocado en la boca, salimos hacia Bodega Tinedo. Una impresionante bodega, que conserva la estructura original, ubicada en una típica casa manchega con un origen fechado en 1846. Manuel nos explicó la historia de la familia, ligada siempre a la bodega, a sus viñedos, a vinos de paraje y de finca. Viñedos que rodean la finca, la mayoría en espaldera y de variedades como la cencibel, syrah, cabernet Sauvignon y moscatel. Nos sorprendió el moscatel y cabernet Sauvignon fermentado con sus pieles, un brisado como los que se hacían en la Mancha toda la vida, un vino muy gastronómico.

La última bodega fue INN WINE, casi casi se podría decir que una novata entre todas las bodegas de Socuéllamos, pero que tras probar sus vinos, vimos que viene pegando fuerte. 26 años tiene su joven enólogo, Jesús David, pero todos esos años los lleva de experiencia en este mundo del vino. Ha puesto en marcha un proyecto personal basado sobre todo en la uva airén, la reina de la zona. Una uva que conoce muy bien, y con la que hace distintas elaboraciones con ella. Consigue sacar vinos frescos y con carácter. Aparecen las flores, la fruta y el terreno donde nace. Tanto su Airén, Airén Plus, así como su asoleado, nos sorprendieron a todos. Estoy seguro que esta bodega dará mucho que hablar en el futuro.

El fín de la jornada fue la comida que ofreció la Asociación de Catadores de Vino de Socuéllamos, ASOCAVISO, donde pudimos degustar todos los vinos de las bodegas de la zona, junto con parte de la gastronomía de Socuéllamos. Además, el evento sirvió para premiar a nuestro guía del wine trip, Joaquín Parra, como catador del año, por su labor en la difusión y análisis del sector vinícola. Un reconocimiento que fue aun mas entrañable, al ser Joaquín nacido en la localidad.

Un buen fin de semana conociendo una zona que tiene mucho que ofrecer, y ofrece, en el mundo del vino. Bodegas muy distintas entre sí, pero con un objetivo común, hacer patria de su vino y su zona… Socuéllamos.

Museo-Torre-del-Vino de Socuéllamos

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