SANTIAGO DE COMPOSTELA. CULTURA, HISTORIA Y GASTRONOMÍA. ETAPA Nº 266 DEL WINE UP TOUR

Santiago de Compostela suele ser siempre la última etapa del Wine Up Tour por tierras gallegas, el viaje más largo del año, pero a su vez, el más esperado, principalmente porque allí me encuentro con mi “familia gallega” que es la gente de La Bodeguilla de San Lázaro.

Año tras año se ha convertido en un ritual que comienza por un paseo por la ciudad, esas calles que siempre están repletas de gente, decir que en Santiago el turismo toma otra dimensión. Espiritualidad, sosiego, fin del camino, la ansiada meta…

El alojamiento “oficial” durante los últimos años es el hotel Mirador de Belvís, excelente descanso y ubicación.

De ahí, un paseo por la Plaza de abastos de Santiago es obligatorio, uno de los mercados más bonitos y singulares que hay en España. El aperitivo donde quieras y tras el imprescindible abrazo al apóstol llega la hora de la comida que siempre es en La Bodeguilla de San Roque, el primer establecimiento de Fco. Javier Míguez al que con los años le ha seguido la Bodeguilla de San Lázaro y la de Santa Marta que recientemente ha ampliado. La mejor descripción que hago del restaurante es que es donde van a comer los del lugar. Calidad inigualable y una carta de vinos que demuestra conocimiento y aprecio por el vino.

Ya por la noche, toca el plato fuerte, la cena en la Bodeguilla de San Lázaro que siempre sorprende y donde me encuentro con amigos como el bueno de Carlos Ximénez de Ferran. Lo que el dios baco ha unido, no lo separará nadie. Es uno de los pocos restaurantes con sala de catas en la que hacen formación y degustaciones, eso ya lo dice todo, además que con los años han conformado un grupo fiel y con criterio en lo respectivo al vino.

La cena siempre es un laboratorio de ideas, muestra de ello es que año tras año siguen sorprendiendo con sus propuestas.

Comenzamos con un clásico en Galicia: Martín Códax 2017 albariño de Bodegas Martín Códax que se armoniza con Ostra con Alioli de Pera. En la sala coincidimos en que la ostra por sí sola ya es un manjar pero que este alioli es muy acertado porque de añade un toque de frescor y junto al vino propuesto nos permite saborear Galicia en su esencia, el líquido y el sólido, la tierra (con el líquido) y el mar (con el sólido) fundidos en la boca con gran persistencia.

 

La marca histórica BERONIA comenzó hace 3 vendimias su proyecto en la D.O. Rueda. Han conseguido dar la tipicidad varietal por la que esta variedad se ha convertido en uno de los vinos blancos preferidos en España. En esta cata armonizamos Beronia Rueda Verdejo 2017 con un Gazpacho de papaya y mango con langostino al grill. El Verdejo acompaña sin complejos, un “maridaje” idóneo para el verano en el que el calor nos pide platos frescos.

 

Cambiamos al hemisferio sur para disfrutar de la propuesta de Bodegas y Viñedos Verum en la Patagonia Argentina: María Victoria de Verum 2016 un malbec 100% que rompe con lo establecido para esta variedad aportando gran carga frutal y sobre todo frescura que se agradece en un vino tinto. El maridaje no podía ser más acertado: Tartar de atún rojo con helado de tomate. Para repetir sin parar, el tartar excelente y con el malbec, un acierto.

 

Capucchino de Corzo, un trampantojo para el siguiente vino: Bisiesto tempranillo 2013 de Bodega Soledad. Desde la provincia de Cuenca, más concreto la D.O. Uclés nos llega un tinto fresco, como se dice en argot popular, un bien parecido. La madera está bien integrada, la fruta sigue apareciendo y con buena persistencia. Un vino que lo tiene todo y que acompaña a la perfección a esta propuesta sorprendente tanto por la estética como por el sabor.

 

El viaje del Wine Up Tour nos lleva al alto Aragón, a la D.O. Somontano y más al norte que el resto de viñedos para encontramos el pago de Secastilla de Viñas del Vero. El vino: Secastilla 2013 fue reconocido como mejor tinto de España en 2017 y sigue demostrando que se encuentra en un momento óptimo para hacernos disfrutar con cada copa. La armonía para este vino: Flor de ibérico con su orballo (perlas de aceite e AOVE). La perfección existe.

 

La experiencia termina en la rioja alavesa con Bodegas Valdemar y dos de sus vinos. Modernidad Vs Clasicismo. Hay gustos para todos pero siempre con la máxima calidad. Para ambos vinos la propuesta de maridaje es Cabrito Majorero con patatas nuevas. Con  Valdemar las seis alhajas graciano 2010 buscamos la armonía de un vino voluptuoso, buena acidez, fruta negra madura que acompaña y contrasta la potencia de la carne. Para contraste, un vino que se comporta como un guante de seda en boca: Conde Valdemar Gran Reserva 2008. Especias dulces, tanino  noble, sedosidad en boca y persistencia en retrogusto. Aquí no podemos decir que un vino es mejor que otro porque depende del gusto personal, en cualquiera de los dos casos, la propuesta siempre es acertada.

Para el postre, después de una cena contundente como la que nos preparó el equipo de la Bodeguilla de San Lázaro, un helado de Yuzu y citronella. No os podéis imaginar lo que se agradeció para facilitar la digestión de una cena copiosa, pero siempre agradable en todos los sentidos, en el del entorno, la compañía y la calidad de los vinos y platos disfrutados.

Han pasado días y ya tengo morriña!!

 

Joaquín Parra Wine Up!

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